divendres, 29 d’abril del 2011

Depósito de contenidos

 No sé si alguien ha considerado alguna vez la idea de que muchas personas puedan estar aprovechándose del esfuerzo efectuado por los creadores de blogs y webs. Periodistas, publicistas, etc., saquean contenidos (textos, fotos, pinturas digitalizadas, etc.) de blogs y webs sin pedir permiso, apropiándose de este material para fines crematísticos. ¿Verdaderamente se es consciente de esto? Puede ser que el nihilismo y la desesperación vital estén tan extendidos que nadie lo haya pensado con detenimiento. Para decirlo en otras palabras: hacer blogs o webs significa potencialmente trabajar gratis para que otros saqueen y se aprovechen de los materiales publicados. Apropiarse de fotos, cortar y pegar contenidos sin mencionar fuentes es trabajo gratis para muchos periodistas y demás profesionales que, sin escrúpulos, los usan para su propio beneficio. Luego, uno puede ver hasta en la tele sus fotos, por ejemplo (esto pasa sin cesar). Qué maravilla tener a un ejército de sufridos creadores de contenidos del más diverso pelaje para que otros saquen provecho económico. Un trabajo no remunerado, un esfuerzo baldío que, por otra parte, roba tiempo a la vida real si es que esta aún existe. Estar frente al ordenador creando entradas en blogs o webs es la pérdida de tiempo más brutal y absurda que hay. La noción de la realidad se está diluyendo a marchas forzadas por este motivo: la frontera entre "lo virtual" y "lo real" cada vez se está difuminado más -y con ello la percepción del paso del tiempo-, y lo mejor es que el proceso de disolución ha sido fantasma. Se pierde la consciencia de que lo que se escribe en la red, ya sea en blogs o webs, carece de entidad material y personal, asimismo. Lo que uno escribe puede encontrarlo en otro blog, por ejemplo, copiado. Si nadie hiciera negocio con ello, pudiera parecer más lícito, pero no es el caso. ¿Pero qué diablos está pasando aquí? ¡Se están regalando contenidos! ¡Se está trabajando gratis! ¿Por qué tantas personas han caído en la trampa de creer que esto de los blogs (o webs) constituye algo creativo -por decir algo- cuando, en el mejor de los casos, no es más que un “depósito de contenidos” donde volcar miedo, resentimiento, fobia, obsesión, manía, fantasía, o bien creaciones artísticas o seudoartísticas del más diverso pelaje gratis, para que -tarde o temprano- algún periodista o “creativo” sin escrúpulos de turno lo saquee y convierta en materia prima para sacar dinero? Es la vuelta de tuerca perfecta de la nueva sanguijuela capitalista: trabajadores gratis y sin consciencia de serlo.

Hacer un blog (o web) es trabajar gratis y sin saberlo (y si se sabe... mejor no entrar aquí...). Si hubiera un intercambio real de contenidos entre iguales la cosa quizá tendría algún sentido; ¡pero si "casi" nadie sabe quién hay detrás del avatar del blog o web de turno! Se trata más bien de un baile de identidades donde uno ya no sabe ni qué cree, ni qué piensa ni quién es. ¿Es está la nueva realidad que se nos presenta? ¿Es está la nueva Shangri-La? Sin duda, es la cárcel sin rejas.

La dimensión del engaño o de la estafa es tan mayúscula que es invisible. Volcar los problemas, las fantasías, las frustraciones, las creaciones, etc., en un blog significa, las más de las veces, no afrontarlos o no interactuar en la "vida real", si es que esta existe: se habla aquí del cara a cara con las personas, con los objetos, con la naturaleza, de la interacción en presencia, visual, táctil, carnal si se quiere, por decir algunas de las manifestaciones de lo que parecería que era hasta hace un tiempo "lo real".

El sistema creado es perfecto y debilitador. Mientras la gente volca todas sus energías en un blog o web [nadie queda excluido aquí], el mundo tecnológico-capitalista continúa campando a sus anchas en su proceso de depredación y destrucción del individuo y de la percepción del tiempo: una máquina de aniquilar personas, de “cohesionarlas socialmente”, un ejército de prisioneros de una farsa que no se sabe ni dónde comienza, para qué sirve ni cuál es su fin (ni su creador parece ya saberlo). Hacer blogs y webs es pues un trabajo fantasmático y "el rebaño de gente alienada" sin consciencia de serlo o sí (el culmen del nihilismo`, en este caso) que persiste en esta tragicomedia debería, como mínimo, “saber a lo que juega”. Probablemente, muchos lo saben. No hay película de terror que supere esta locura de no-realidad. El imperio tecnológico-capitalista ha creado un sistema perfecto de anulación de lo real, de creación de adicciones, un sistema para que millones de personas trabajen gratis sin saberlo y para que otros se aprovechen sin escrúpulos para fines crematísticos de ello. He aquí la tan cacareada emancipación que produce la Red: se trata de una especie de zombificación, podría decirse, del ser humano.

Es evidente que no hay salida, el negocio es perfecto, y el poder de seducción del sistema, infalible. Del mismo modo, aunque ya sería motivo de otra entrada, podría hablarse del "sentido" del bombardeo continuo de actualizaciones que, sin cesar, surgen para los navegadores, la presunta perfección de los blogs, etc. ¿Alguien ha pensado qué diablos significa este estar “en permanente estado de actualización” sin nada a lo que asirse? Parece todo transitorio, cada nueva actualización parece mejorar la anterior, ¿pero de qué sirve en realidad? Si se piensa un poco, de nada. O sí: para mantenernos entretenidos en un limbo peor que el de Dante. Es una carrera hacia ninguna parte. Seguramente, parece positivo e inocuo. No lo es. Esto afecta a todos los ámbitos tecnológicos (informática, telefonía móvil, cámaras fotográficas, de vídeo, etc). Se trata de un proceso de actualización permanente, de perfeccionamiento obsesivo para llenar las arcas de la tiranía instaurada y silente del mercado desatado. Es el triunfo de la trituradora tecnológico-capitalista, “la aniquilación feliz” y silenciosa del individuo.

dimarts, 12 d’abril del 2011

Homicidio


Una angustia indescriptible me atenaza en estos momentos. Un miedo irracional a matar a mi marido invade mis pensamientos:  creo que no lo podré evitar. No hay motivo alguno para hacerlo y por eso siento que debo hacerlo (algo más fuerte que la razón me impulsa). Un tremendo ahogo aprieta mi cuello; unas garras invisibles me asfixian. Los pensamientos que circulan por mi mente son espeluznantes y me paralizan. Fantaseo con la idea de asestar reiteradas puñaladas hacia la persona que más quiero, mi marido, lo que me provoca una espantosa sensación de pérdida del juicio. Lo amo tanto... pero una bestia muy poderosa se ha instalado en mi cabeza. La angustia va invadiendo progresivamente todo mi ser hasta sumirlo en un estado febril de excitante maldad carente de sentido. Esa pulsión irresistible e irracional me arrastra. Intentaría acabar con mi vida, pero soy muy cobarde. Mi cerebro va a una velocidad endiablada. Las ideas delirantes de asesinato y las ideaciones sobre el entierro de mi marido, con su familia en el velatorio y desgarrada de dolor, me hacen pensar que estoy enloqueciendo. Nada me puede parar, el impulso irrefrenable es casi físico. Quizá debería esperar a que tales ideas pasaran y a que el agotamiento mental hiciera bajar la intensidad sobrecogedora de estos pensamientos asesinos. Hay que detener el pensamiento en estas situaciones -supongo-, pero este circula como una avalancha ingobernable. Esta oleada de ideas homicidas hacia el ser que más quiero me resulta insoportable. La angustia se ceba sobre mi mente y me nubla. Es una locura pero estoy en ella sumergida. El destino está escrito. No puedo cambiar las fantasias asesinas que invaden mi mente. El sudor es tremendo y los temblores, cada vez más intensos. Empiezo a golpear brutalmente una pared, los nudillos me sangran con abundancia, pero no me duelen. En otras circunstancias, mis delicadas manos me hubieran ocasionado un intenso dolor. Quiero despertar ya de esta maldita pesadilla.

De repente, oigo como una llave se mete por la cerradura de la puerta. ¡Es él! Entra. Le miro. Me acerco y le beso como de costumbre. Cuando veo su espalda mientras se dirige hacia el comedor, las ideas asesinas circulan desbocadas por mi mente. No hay solución. Ante esa angustia indescriptible, intento hablar con mi marido. Le empiezo a explicar lo que me pasa por la cabeza y que tengo miedo de matarle. Al principio se asusta, pero luego intenta tranquilizarme. Me dice que él ocasionalmente también tiene ideas parecidas hacia mí, pero que nunca me lo había contado. Eso calma un poco mi malestar, aunque si he de decir la verdad, el desasosiego invade todo mi ser. ¿Estoy loca? ¿Está loco? Es una pesadilla real... Sin tiempo para la reflexión, noto un pinchazo y, a continuación, un dolor intenso; luego veo que algo está clavado en mi vientre. Levanto la cabeza y le veo a él: me acaba de asestar una puñalada con un objeto punzante, tal vez un cuchillo. Me mira con una cara inexpresiva, parece inhumano. Empiezo a debilitarme. Caigo al suelo malherida. Me desangro. Entonces noto cómo su mano me acaricia la cabeza para consolarme de mi dolor y yace a mi lado mirándome como a una desconocida.

dilluns, 11 d’abril del 2011

Presente


Aunque fueras a vivir tres mil años y, en otras vidas, diez mil, recuerda, sin embargo, que nadie pierde otra vida que la que está viviendo, ni vive otra vida que la que está perdiendo. Por tanto, van a parar a un mismo punto lo que es largo y lo que es corto. En efecto, el presente es igual para todos, y, por tanto, lo que se pierde también es igual, y lo que se deja atrás aparece como un simple instante. De hecho, nadie puede perder ni el pasado ni el futuro. Porque lo que no se tiene ¿cómo alguien nos lo podría quitar?

Así pues, ten siempre en cuenta estas dos cosas. En primer lugar, que todas las cosas, desde la eternidad, tienen un aspecto idéntico, que se repiten cíclicamente y que en nada difiere que uno las vea durante cien años, doscientos o un tiempo infinito. En segundo lugar, que el que ha vivido mucho tiempo y el que morirá más pronto tienen una pérdida idéntica. Y es que solo hay un presente del cual uno puede ser desposeído, porque este es el único que uno tiene, y nadie puede perder aquello que no posee.

Marco Aurelio:  Meditación n.14. Libro II (Meditaciones II).


[Marco Aurelio. Meditaciones: traducción/adaptación al castellano por Espectro X de la traducción catalana del original griego. Marc Aureli. Meditacions. n.14, Med. II. Llibres de l´Índex. Traducción al catalán de Joan Alberich. "Preferible" a la versión castellana de Alianza Editorial, de Bartolomé Segura Ramos (Clásicos de Grecia y Roma). La mejor traducción al español es la publicada en editorial Gredos (1983), de Ramón Bach Pellicer]

divendres, 8 d’abril del 2011

Tristan Murail - Désintégrations [espectralismo]



Solo es para escuchar (visualmente no tiene el menor interés). Esta pieza de Tristan Murail, perteneciente a su obra Désintégrations (para orquesta de cámara, 1983), usa la técnica espectralista mencionada en el anterior post (y que allí se aplicó por error). El Espectralismo es un género musical originado en Francia en la década de los sesenta alrededor de un grupo de compositores agrupados en torno al Ensemble l'Itinéraire (Gérard Grisey, Tristan Murail y Hughes Dufourt). La música espectral, en un sentido restrictivo, se basa principalmente en el descubrimiento de la naturaleza del timbre musical y en la descomposición espectral del sonido, en el origen de la percepción del timbre. 

dimarts, 5 d’abril del 2011

Tristan Murail - Vampyr!



Nota aclaratoria: Vampyr! es una pieza rara en el repertorio de guitarra eléctrica y una de las pocas piezas de Murail en que no usa la técnica espectral. El autor además recomienda que sea interpretada al modo de los guitarristas de tradición pop/rock.