dijous, 7 de juliol del 2011

Zombi conoce a zombi


Las personas viven inmersas en sus obsesiones y fijaciones, esclavas de sus apetitos en cada instante, al igual que los hambrientos zombis cuando avanzan inexorablemente hacia sus apetitosas víctimas. En la sociedad actual el yo busca al otro en el que verse reflejado, pero no puede hallarlo y eso lo sume en el miedo. El otro ya no devuelve como en un espejo los deseos, defectos y pasiones del yo. Al no poder salir de sus abismos infinitos y de sus interioridades, el yo ve a los otros como a seres huecos, vacíos y autómatas que deambulan “todos igual”, como una horda que repite de forma maquinal y sistemática las tareas que los tiempos modernos han preparado para ellos. La introspección narcisista en que vive sumido el hombre hoy día genera, apocalípticamente, una zombificación masiva de los demás a sus ojos. El entusiasmo por las interioridades de la conciencia arruina las voluntades de proyección externa. El yo apático, sin puertas ni ventanas, ve a los demás como “no humanos”, como seres bulto, degradados, atrapados también en su yo narcisista. Y los otros, claro, nos ven a nosotros con el mismo tedio, vacío e inhumanidad. Al yo aislado y narcisista no le alcanza a ver en los demás más que la corrosión de su deseo hecha otredad, extrañeza.

La construcción del sujeto pasa, pues, por la degradación del otro, que está tan descarnado como esos “muertos caminantes” llamados zombis, del mismo modo que yo parezco un amasijo infecto de llagas ante sus ojos.

Todos somos Narcisos ante un zombificado prójimo. En este contexto las relaciones afectivas del yo narcisista no soportan la cercanía, el tacto demasiado humano de los cuerpos, las muestras excesivas de afectuosidad, las declaraciones patéticas, las sinceridades rutinarias del odio y del amor. Asumimos el papel de zombi cuando nos presentamos ante los demás. Pero, claro, hay una necesidad de sentir, y es aquí donde aparecen los elementos mediadores, los nuevos protocolos de distanciamiento en las relaciones interpersonales. La distancia se convertirá, por ejemplo, en eje del erotismo. En este contexto hay que situar, entre otros elementos mediadores, las redes sociales y el doble mensaje que ofrece su cómoda instalación en la sociedad: al mismo tiempo que nos acercan a desconocidos de cualquier parte del planeta, nos distancian del vecino de al lado, del amigo con el que se chatea antes de bajar a la calle a tomar algo o de la persona a la que se quiere seducir.

Zombi conoce a zombi: este parece ser el camino emprendido.


[Se han extraído ideas para la elaboración de esta entrada del libro Filosofía zombi, de Jorge Fernández Gonzalo (ed. Anagrama). Finalista del Premio Anagrama 2011.]

8 comentaris:

Doctor Krapp ha dit...

Zombi conoce a zombi y siguen siendo zombies en compañía. Estoy de acuerdo y suscribo cada una de tus sabias palabras en esta entrada.

Denisse ha dit...

Esta entrada... excelente. Suelo decir que viví por algún tiempo en estado zombie, y tu lo acabas de explicar perfectamente.

Zombie conoce a zombie....

Sabias palabras.

ultrapura ha dit...

el
zombi
no
tiene
sexo
en
ayunas

Pesadillas con cuerpo ha dit...

Hace tiempo que "los zombis" están con nosotros. Celebro que os haya podido interesar el post, Dr Krapp y Denisse Black. Ultrapura... ¿estás segura de eso? ¿Lo has comprobado?

Anònim ha dit...

Estaría de acuerdo en todo, menos en lo del narcisismo.

No creo que seamos narcisos. No me pega para nada. Que los demás nos disgusten mucho, no da como consecuencia que nosotros nos gustemos más. No funciona así. Al menos entre los zombis que yo conozco.

Gastamos mucha retórica autoiculpándonos de que no sabemos ver las maravillas del otro.

Pero es que esas maravillas no existen.

Y eso no la asume nadie. Porque nos han machacado hasta la náusea en la necesidad de amar a los demás.

¿Por qué habríamos de amarlos?

¿En qué código no escrito aparece esa obligación?

No somos maravillosos y punto. Nadie lo es. Pero eso no vende. Ni en la literatura, ni en el arte, ni en la publicidad, ni en los propios programas políticos.

Tal vez, si asumiéramos que estamos a millones de Km. de ser maravillosos, y que somos realmente soporíferos hasta el bostezo, la cosa no habría ido tan mal.

Mientras tanto, los zombis seguiremos encontrando zombis tan aburridos como nosotros.

Frank M. ha dit...

Hambre, tenemos hambre. Queremos comer carne. Somos una turba de infectados, ni vivos ni muertos, estamos en ese tránsito zombie. Nuestra pulsión es un hambre insaciable... arjjj

HOW IE ha dit...

deambular, no pensar, devorar, no reconocer a los demás, tienen los ojos vacíos como yo, no mirar, somos nosotros, son ellos, una turba homogénea y despedazada, y cada vez hay más infecciones

Anònim ha dit...

Apreciado,

ya he borrado la entrada de mi blog, mi única pretensión era publicitar un buen artículo. Como habrías podido comprobar en ningún momento aparecía mi nombre y puse en primer lugar el link; de hecho si miras otras entras si hubiera sabido tu nombre lo hubiera puesto en el título.

Siento haberte ofendido pero bueno, era publicidad, te la pierdes.