dilluns, 10 de febrer del 2014

Que vienen los nanodrones

Un dron es un vehículo aéreo no tripulado (VANT; UAV en sus siglas en inglés, de Unmanned Aerial Vehicle). Se estima que en los próximos años se fabricarán alrededor de 35.000 drones en el mundo. Se trata de uno de los segmentos en auge de la industria aeronáutica. La mayoría de ellos se producen en Estados Unidos e Israel y poco menos del 10% en Europa. Lo llamativo del asunto es que cada vez se utilizan fuera de las zonas de conflicto, guerras, etc. Así, su uso se amplía para tareas policiales, civiles y comerciales. Es obvio que esto suscita preocupación por su más que probable incidencia en la privacidad de las personas. 
    Dentro de la tipología de VANT, encontramos los micro y minidrones. Son ligeros de peso y vuelan a baja altitud. Su diseño está optimizado para moverse por las calles de las ciudades e incluso en el interior de edificios. Suelen ir equipados con dispositivos de captura y grabación de audio y vídeo. Pero la cosa no se detiene aquí. Sucede que cada vez se están miniaturizando más estos ‘cacharros’. Los nanodrones pueden tener el tamaño de un insecto. Lógicamente, la aplicación de estos diminutos VANT será una de las industrias en auge en tiempos futuros. Y claro, el uso en lugares con presencia humana de estas miniaturas voladoras plantea desde el origen la forma en que esto puede afectar o invadir el derecho fundamental a la protección de datos de las personas. 
    Hasta ahora, la mayor preocupación por parte de las autoridades para autorizar el empleo de VANT ha sido la seguridad, tanto del espacio aéreo como de las personas sobre las que vuelan los drones, pues hemos de tener en cuenta que en entornos policiales o de control de la seguridad pública, estos aviones no tripulados pueden tener la posibilidad de cargar botes de humo, lanzadores de pelotas de goma o armas de fuego. O, en cualquier caso, simplemente, tener un accidente que cause daños a personas, casas, vehículos, árboles o mobiliario urbano.
     Por otra parte, las implicaciones para la privacidad de las personas en el uso de drones son obvias. Para llevar a cabo sus funciones de observación, supervisión y vigilancia, todos los VANT comerciales o policiales van equipados con cámaras de televisión que producen imágenes extremadamente nítidas y, en muchos casos, también cuentan con sensibles equipos de grabación de sonido e, incluso, con cámaras de infrarrojos o sistemas de interceptación de las comunicaciones móviles. Además, también pueden ir equipados con dispositivos que “ven dentro de los muros” como detectores térmicos que tienen la posibilidad de ser utilizados para monitorizar personas en sus casas o lugares de trabajo.
    Los nanodrones, asimismo, pueden operar utilizando una gran variedad de programas y aplicaciones informáticas que pueden expandir en gran medida sus posibilidades de vigilancia. En concreto, ya es posible equiparles con herramientas de reconocimiento facial o biométrico en tiempo real, lo que hace posible sin demasiadas complicaciones monitorizar y seguir individuos basándose en determinados parámetros tales como altura, edad, sexo o raza, con las implicaciones para la privacidad y los potenciales riesgos de discriminación que conlleva, por no mencionar los riesgos de posibles falsos positivos en la identificación de las personas.
    Uno de los aspectos más importantes del uso de drones es su invisibilidad. Un pequeño avión no tripulado volando a cientos o miles de metros de altitud pasa completamente desapercibido y sus cámaras y dispositivos de grabación y rastreo pueden filmar y fotografiar prácticamente cualquier cosa y a cualquier persona sin que nadie sea consciente de ello. Por este motivo, el potencial para el abuso de esta tecnología es tremendo y, actualmente, desconocido. Podría ser utilizado por criminales, voyeurs o personas sin escrúpulos para fisgonear dentro de los domicilios de sus víctimas sin que éstas tuvieran ni la más mínima indicación de que estaban siendo sometidos a dicha vigilancia.

    Pero bueno, estén tranquilos… de momento, ya tendrán noticias de ellos.





1 comentari:

Tñemulo ha dit...

el progreso tecnológico da miedo. Imagínate un nanodrón en la cama de Merkel. Vaya peli de terror tú