dimecres, 22 de gener del 2014

Vivir la vida



Intentar pasar el día. Que pase lo más rápido posible. ¿Para qué se quiere el tiempo? ¿Para torturarse? ¿Para disfrutar? ¿De qué? Hay tantas cosas. Que alguien me diga solo una. La inquietud por la falta radical de sentido de la vida no tiene alivio posible. La muerte está ahí, esperando. Una eternidad en la nada, sí. ¿Y esta casi eternidad en el algo y que no es nada? Regodearse en la rabia, el odio, la impotencia, bañarse en lo grotesco... No son soluciones. Nada tiene solución. Tampoco pensar que hay gente en el tercer mundo que está peor. ¿Y qué? Qué sé yo... Pero es que encima uno debe trabajar y perder el tiempo, su tiempo, para poder comer y poder seguir pasando el tiempo, sin recuerdos, sin nada a lo que asirse. Pero es que encima uno debe sonreír, porque la vida es bella, maravillosa, o eso dicen. Y hay que sonreír siempre a la vida. Es casi una obligación hoy día... Que alguien explique esto. Es igual. Intentar dormir un rato para que pase más rápido el día y así no torturarse estérilmente con las tonterías y avatares de la jornada. ¿De qué vale ser positivo? Engañarse con estupideces es peor que amargarse la existencia. Hay los opiáceos, música, cine, tele-basura, Facebook, Linkedin, Flickr ... ¿Las fotos para qué? Casi todas las cámaras modernas tiran fotos que son exactamente iguales o parejas. No importa, se busca reconocimeinto, esa farsa cercana a la caricia que recibe un perrito. No da ni risa. Da pena. Pero esa caricia o golpecito es lo que busca casi todo el mundo. Pero ¿y si se está cansado, tan rematadamente cansado, que solo la inconsciencia que provoca el sueño o las pastillas sirve para ahogar las horas? Y cuando uno despierta, otra vez lo mismo. El absurdo, el olvido, el vacío... La misma diarrea. Las horas. Los políticos diciendo estupideces, caras repugnantes en la pantalla, cuerpos maravillosos que se los traga el olvido... La vida es la peor enfermedad terminal, pues ser consciente de que nada tiene sentido, de que todo fluye y se va, de que las cosas son indiferentes, es un sinvivir. Además, todo se olvidará y no habrá servido para nada.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Hace un tiempo que siento angustia cuando, en conjunto, veo la televisión, escucho situaciones de personas o intento hacer balance de la mía y de lo que mañana me deparará. Se mezclan entre sí la rabia porque sé que no puedo cambiar muchas cosas, tristeza cuando veo otras caras y ellas son el reflejo de la mía propia, y mucho cabreo cuando sé que esta situación es culpa de cuatro rastreros hijos de puta que maniobran nuestras vidas a su antojo.
Yo puedo intentar seguir buscando un trabajo mejor, cuidarme para no enfermar prematuramente, puedo buscar un marido para que el resto me incluya en la sociedad como “normal”, hasta creo que puedo hacer la vista gorda e ignorar ciertas cosas que me aterrorizan. Pero mañana me tendré que volver a levantar, y volverá a ser igual a ayer, y todo el mundo sabe que siendo personas como somos, tenemos un límite, no nos podemos pasar la vida entera fingiendo que todo va bien, porque es imposible.
Puede que el sentido que queramos darle a la vida esté ahí, y ahora mismo algunos no sepamos verlo, también depende de la suerte que cada uno hemos recibido y de cuánto hemos luchado para no convertirla en mala. Son muchas cosas.
Lo único que sabemos es que mañana amanecerá, que nos tocará vivirlo de la mejor manera que podamos, así hasta que la muerte nos saque de aquí.
Hay cosas buenas que podemos hacer mientras, no debería bastarnos con quejarnos y cruzarnos de brazos. Yo soy dueña de mi vida, como tú de la tuya, y aunque hayan situaciones horrendas que otros hayan provocado, nos toca jodernos y tirar “palante”, sino qué hacemos, nos pegamos un tiro?
El panorama es aterrador, y una lástima la herencia que estamos dejándoles a los que vienen detrás.

Saludos.

Pesadillas con cuerpo ha dit...

En primer lugar, gracias por dejar un comentario. Si pudiera 'me pegaría un tiro', pero hay que tener el suficiente valor. No sé cómo se puede tirar p'alante... Más que tirar pa'lante, mejor diría dejarse llevar por las olas. No sé si soy dueño de mi vida... Qué difícil resulta todo. Un saludo.