dilluns, 19 de juliol del 2010

Un día cualquiera de verano

Los árboles se balancen agresivos por la acción de un viento ardiente en un día tórrido, irrespirable... Las personas con poca ropa se agolpan en las calles, sucias, pestilentes, con las aceras grasientas... Los borrachos gritan palabras inconexas... parecen no tener donde caerse muertos... Los ciclistas a todo trapo asaltan las estrechas aceras, y sin previo aviso se acercan enloquecidos por la espalda del incauto transeúnte: hay que apartarse, es la ley del más fuerte; están en su mundo, cada uno a lo suyo y los demás al carajo. Caras horrendas y desquiciadas, con miradas de derrota; viejas con las piernas hinchadas y curvadas andan como pueden en un esfuerzo titánico para no caer y romperse definitvamente bajo un Sol abrasador.

Las calles no pueden estar más llenas, hablan con frecuencia las personas chillando entre ellas, nadie sabe muy bien por qué pero ya es un grito amorfo y normalizado (¿Qué se puede hacer? La cohesión social ha calado hondo y nadie hace nada.) Los coches pasan con la música a todo trapo y ésta retumba en las estrechas y viejas calles; sus conductores parecen orgullosos e inconscientes de todo. Se respira un estado de odio latente entre las personas y los elementos que deambulan en el minúsculo espacio de la calle que puede estallar en cualquier momento. Pero todo esto, dicen, constituye el encanto de la vida. La exuberancia, el frenesí, los cuerpos danzando al sol, apretujados, intentando abrirse camino entre la turba.

El ruido y la furia continúan su dulce e inexorable camino a no se sabe donde. Alguna lejana golondrina dulcifica con su canto el vía crucis.

Es un día cualquiera de verano.

Escrito por Espectro X

2 comentaris:

gentle mind ha dit...

Algo bastante parecido a esto vio Lovecraft paseando por Nueva York con cara de asco. Parece que los tiempos no han cambiado tanto. Como consuelo tenía las chocolatinas. Buena comparación. Seguiré atento a más pesadillas...

Pesadillas con cuerpo ha dit...

Miraré de conseguir esas chocolatinas, aunque no sé si las voy a encontrar. Tal vez las tengo encima de la mesa y no las veo...