dilluns, 20 de setembre del 2010

Naufragio

Una confusión incomprensible asola el alma... La angustia indescriptible y el horror de sentirse vivo, de palparse el rostro por las mañanas ante el espejo... La radical consciencia de la futura (o inminente) muerte y de que nada quedará de uno... De que el paso por el mundo puede resultar como mínimo absurdo, delirante, las más de las veces grotesco, gris y sinsentido... Una caótica suerte de interferencias, de instantes fugaces, que terminan en una difusa nada que se desvanece. Y pese a todo continuar en el día a día, la carrera hacia ninguna parte. Saber que lo único que queda es el ahora... No cabe esperar nada. Qué difícil soportar el estar vivo sin percibir el sentido de ello. La inmediatez de todo se escapa...

Ser consciente de que sólo existe el presente puede ser insoportable. El tiempo no sólo vuela sino que es ocupado por mil y una estupideces que condenan a la asfixia mental, el aturdimiento sin esperanza ni salida.


¿Cómo escapar de este sufrimiento indecible y límite? Todo está en la cabeza y de ella no se puede salir. Uno no sabe quién o qué es, pero parece que ES. Uno es un ser irrepetible, esa parece la única certeza, y para muchos eso es hermoso y vital. No alcanzar nunca a ver esa hermosura; sólo sentir el vacío, notar el cuerpo que va degenerándose con el paso del tiempo.

Ser un perfecto desconocido para uno mismo, un náufrago que parece destinado a sufrir lo nunca escrito porque nada colma su insaciable hambre de vivir.

La vida debe de ser todo esto...

2 comentaris:

Unknown ha dit...

Ha sido uno de los comentarios que mas me ha gustado,pues es hermoso ser irrepetible,unico,exclusivo.........tener esa certeza me permite animarme a vivir..........¡¡¡¡maravilloso¡¡¡¡...

Pesadillas con cuerpo ha dit...

Ser único, irrepetible y exclusivo puede dar sentido a la vida. Ese yo intransferible e irrepetible puede considerarse una "obra de arte" de la naturaleza, pero el reverso de esta condición única está en que hace estar a uno/a radicalmente solo, pese a poder compartir lugares más o menos comunes con la alteridad. Una comunidad de islas, así podría llamarse.